Seguramente tus familiares y amigos te han hecho distintas recomendaciones sobre lo que debes hacer o evitar durante tu labor de parto. ¿Cuál es el mito y cuál es la realidad?Mito 1: No se debe comer ni beber nada durante el trabajo de parto.
Realidad: Durante la labor de parto natural, conviene hidratarse constantemente con agua o bebidas energéticas, y alimentarse moderadamente (alguna fruta o una galleta), pues el cuerpo necesita la energía de los alimentos para poder sobrellevar todo el trabajo físico.
Este mito está relacionado con la anestesia. Antes se aplicaba anestesia general para realizar una cesárea y los médicos recomendaban suspender la ingesta de cualquier alimento o bebida, debido a que la mujer pierde el control del sistema nervioso autónomo y los esfínteres. Además, debido al adormecimiento se puede devolver la comida y se corre el riesgo de aspiración o ahogamiento.
Hoy en día no se utiliza la anestesia general para realizar una cesárea, sino la epidural que sólo insensibiliza la parte inferior del cuerpo y no afecta el control de la deglución.
Mito 2: Se debe rasurar el vello púbico de la mujer, ya que contiene bacterias que pueden provocar infecciones en el recién nacido.
Realidad: La Organización Mundial de la Salud (OMS) dice que “no está indicado rasurar el vello púbico o administrar una enema (lavativa) antes del parto”. De hecho, los estudios demuestran que el rasurado aumenta el riesgo de infecciones en la zona parineal (especio entre el ano y los genitales), porque destruye los mecanismos naturales de defensa y provoca lesiones que pueden infectarse. Por otro lado, el rasurado provoca ardor y comezón en el posparto.
Mito 3: Se debe hacer una enema para evitar que el recto esté ocupado por materia fecal y pueda contaminar al bebé.
Realidad: El enema es un líquido o suspensión que se introduce en el recto para desalojar el intestino. Anteriormente se utilizaba con el fin de que, al pujar, la mujer no tuviera la necesidad de evacuar. Sin embargo, la fisiología natural del trabajo de parto hace que la mujer vaya a evacuar sus intestinos espontáneamente varias veces antes del nacimiento del bebé. Aún en caso de que los intestinos no se vacíen por completo al iniciarse la etapa de expulsión, no existe el riesgo de que salga algo de excremento al momento de pujar.
Mito 4: La mujer debe parir acostada.
Realidad: La propia OMS recomienda caminar durante la labor de parto y que cada mujer decida libremente la posición que adoptará durante la expulsión. El hecho de permanecer recostada retrasa la dilatación, por lo que caminar favorece las contracciones, mejora la oxigenación para el bebé, disminuye el dolor, reduce el riesgo de desgarre al momento de pujar y, sobre todo, ayuda a que la mujer no se sienta enferma sino saludable, activa y sana.
Además, si durante el trabajo de parto se adoptan posiciones verticales, la gravedad ayuda al descenso del bebé y los vasos sanguíneos que le transportan sangre oxigenada no se comprimen (como en la posición dorsal o acostada), disminuyendo el riesgo de sufrimiento fetal.
Recuerda que la mejor posición será aquella con la cual te sientas más cómoda.
Mito 5: La episiotomía es indispensable para que la mujer no sufra un desgarre.
(La episiotomía es un procedimiento quirúrgico que comprende el corte del perineo durante el trabajo de parto, con el propósito de agrandar el canal vaginal. Este técnica se realiza con tijeras y necesita ser cosida posteriormente).
Realidad: La OMS dice que “… debe protegerse la zona perineal siempre que sea posible. No está justificado el uso sistemático de la episiotomía», pues algunas de las complicaciones que conlleva son: desgarros grandes, pérdida de sangre, infección, relaciones sexuales dolorosas, cicatrización dolorosa y molesta, prolapso vaginal, prolapso recto-vaginal o fístula anal.
Si quieres evitar una episiotomía o un desgarro, evita estar acostada y elige posiciones verticales para pujar. Además, practica diariamente los ejercicios de Kegel para fortalecer los músculos del piso pélvico.
Tip: Pídele a tu médico o partera que te avisen cuando corone la cabeza del bebé, para que dejes de pujar. De esta manera resbalará suavemente hacia el exterior, no saldrá con tanta fuerza y evitarás sufrir un desgarre.
Mito 6: El bebé debe separarse de su mamá al momento del nacimiento para que lo lleven a observación médica.
Realidad: Al respecto, la OMS considera que «el recién nacido sano debe permanecer con la madre siempre que sea posible. La observación del recién nacido sano no justifica la separación de su madre.»
De hecho, se recomienda la lactancia inmediata, incluso antes de que la madre abandone la sala de parto. La cercanía del bebé con su madre le brinda una sensación de consuelo y seguridad, lo cual es benéfico para su salud emocional.
Mito 7: Si la mujer tuvo una cesárea, todos sus demás bebés también deberán nacer por ese medio.
Realidad: La OMS dice que: “No hay pruebas de que después de una cesárea previa sea necesaria una nueva cesárea. Después de una cesárea debe recomendarse (bajo condiciones normales) un parto vaginal”.
Es falso que una primera cesárea implique un riesgo de ruptura en un trabajo de parto posterior. Al contrario de lo que se piensa, el cuerpo de la mujer es capaz de lograr un parto natural, siempre y cuando no se trate de un embarazo de alto riesgo o una emergencia por sufrimiento fetal.
Los grandes mitos del parto
Seguramente tus familiares y amigos te han hecho distintas recomendaciones sobre lo que debes hacer o evitar durante tu labor de parto. ¿Cuál es el mito y cuál es la realidad?Mito 1: No se debe comer ni beber nada durante el trabajo de parto.
Realidad: Durante la labor de parto natural, conviene hidratarse constantemente con agua o bebidas energéticas, y alimentarse moderadamente (alguna fruta o una galleta), pues el cuerpo necesita la energía de los alimentos para poder sobrellevar todo el trabajo físico.
Este mito está relacionado con la anestesia. Antes se aplicaba anestesia general para realizar una cesárea y los médicos recomendaban suspender la ingesta de cualquier alimento o bebida, debido a que la mujer pierde el control del sistema nervioso autónomo y los esfínteres. Además, debido al adormecimiento se puede devolver la comida y se corre el riesgo de aspiración o ahogamiento.
Hoy en día no se utiliza la anestesia general para realizar una cesárea, sino la epidural que sólo insensibiliza la parte inferior del cuerpo y no afecta el control de la deglución.
Mito 2: Se debe rasurar el vello púbico de la mujer, ya que contiene bacterias que pueden provocar infecciones en el recién nacido.
Realidad: La Organización Mundial de la Salud (OMS) dice que “no está indicado rasurar el vello púbico o administrar una enema (lavativa) antes del parto”. De hecho, los estudios demuestran que el rasurado aumenta el riesgo de infecciones en la zona parineal (especio entre el ano y los genitales), porque destruye los mecanismos naturales de defensa y provoca lesiones que pueden infectarse. Por otro lado, el rasurado provoca ardor y comezón en el posparto.
Mito 3: Se debe hacer una enema para evitar que el recto esté ocupado por materia fecal y pueda contaminar al bebé.
Realidad: El enema es un líquido o suspensión que se introduce en el recto para desalojar el intestino. Anteriormente se utilizaba con el fin de que, al pujar, la mujer no tuviera la necesidad de evacuar. Sin embargo, la fisiología natural del trabajo de parto hace que la mujer vaya a evacuar sus intestinos espontáneamente varias veces antes del nacimiento del bebé. Aún en caso de que los intestinos no se vacíen por completo al iniciarse la etapa de expulsión, no existe el riesgo de que salga algo de excremento al momento de pujar.
Mito 4: La mujer debe parir acostada.
Realidad: La propia OMS recomienda caminar durante la labor de parto y que cada mujer decida libremente la posición que adoptará durante la expulsión. El hecho de permanecer recostada retrasa la dilatación, por lo que caminar favorece las contracciones, mejora la oxigenación para el bebé, disminuye el dolor, reduce el riesgo de desgarre al momento de pujar y, sobre todo, ayuda a que la mujer no se sienta enferma sino saludable, activa y sana.
Además, si durante el trabajo de parto se adoptan posiciones verticales, la gravedad ayuda al descenso del bebé y los vasos sanguíneos que le transportan sangre oxigenada no se comprimen (como en la posición dorsal o acostada), disminuyendo el riesgo de sufrimiento fetal.
Recuerda que la mejor posición será aquella con la cual te sientas más cómoda.
Mito 5: La episiotomía es indispensable para que la mujer no sufra un desgarre.
(La episiotomía es un procedimiento quirúrgico que comprende el corte del perineo durante el trabajo de parto, con el propósito de agrandar el canal vaginal. Este técnica se realiza con tijeras y necesita ser cosida posteriormente).
Realidad: La OMS dice que “… debe protegerse la zona perineal siempre que sea posible. No está justificado el uso sistemático de la episiotomía», pues algunas de las complicaciones que conlleva son: desgarros grandes, pérdida de sangre, infección, relaciones sexuales dolorosas, cicatrización dolorosa y molesta, prolapso vaginal, prolapso recto-vaginal o fístula anal.
Si quieres evitar una episiotomía o un desgarro, evita estar acostada y elige posiciones verticales para pujar. Además, practica diariamente los ejercicios de Kegel para fortalecer los músculos del piso pélvico.
Tip: Pídele a tu médico o partera que te avisen cuando corone la cabeza del bebé, para que dejes de pujar. De esta manera resbalará suavemente hacia el exterior, no saldrá con tanta fuerza y evitarás sufrir un desgarre.
Mito 6: El bebé debe separarse de su mamá al momento del nacimiento para que lo lleven a observación médica.
Realidad: Al respecto, la OMS considera que «el recién nacido sano debe permanecer con la madre siempre que sea posible. La observación del recién nacido sano no justifica la separación de su madre.»
De hecho, se recomienda la lactancia inmediata, incluso antes de que la madre abandone la sala de parto. La cercanía del bebé con su madre le brinda una sensación de consuelo y seguridad, lo cual es benéfico para su salud emocional.
Mito 7: Si la mujer tuvo una cesárea, todos sus demás bebés también deberán nacer por ese medio.
Realidad: La OMS dice que: “No hay pruebas de que después de una cesárea previa sea necesaria una nueva cesárea. Después de una cesárea debe recomendarse (bajo condiciones normales) un parto vaginal”.
Es falso que una primera cesárea implique un riesgo de ruptura en un trabajo de parto posterior. Al contrario de lo que se piensa, el cuerpo de la mujer es capaz de lograr un parto natural, siempre y cuando no se trate de un embarazo de alto riesgo o una emergencia por sufrimiento fetal.